sábado, 30 de julio de 2011

DENUNCIA AL LIBRO EL SUEÑO DE EICHMANN DE ONFRAY

Nunca habría pensado yo, una rebelde sin causa, que sentiría tal devoción por este autor que en mi adolescencia me causaba una mezcla de rechazo y atracción, debido a su estricta concepción de la moral.

No fue hasta la lectura de una obra de Onfray que no empecé a apasionarme con él, y a defenderlo hasta límites insospechados en mí hasta ese momento. Me refiero a Immanuel Kant.

Durante la lectura de la obra El sueño de Eichmann de Onfray , se desató en mi una necesidad de defender a toda costa a Kant; se mostró ante mí como una gran verdad que estaba siendo vapuleada de forma totalmente injusta y mentirosa.

Kant habla de deber, de responsabilidad, de convivencia, de universalidad,… Nos recuerda que para poder vivir en sociedad hemos de tener en cuenta a los otros, y que estamos ligados a los demás queramos o no.

¿Necesitamos aferrarnos a alguna concepción moral que nos recuerde el deber hacia los otros? ¿porqué esa indignación?

¿Es el concepto de verdad y la fidelidad hacia esa concepción lo que hizo que me revelara?


lunes, 25 de julio de 2011

"Hay dos clases de verdades: las del razonamiento y las de los hechos. Las verdades del razonamiento son necesarias y su contrario es imposible; las verdades de hecho son contingentes y su contrario es posible." Gottfried Liebniz (Pensador alemán).

¿Es siempre la verdad deseable?

jueves, 21 de julio de 2011

"Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuanto con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: el cielo estrellado sobre mi y la ley moral en mi". Immanuel Kant (Filósofo alemán).


¿Es la ética un fundamento humano?

lunes, 18 de julio de 2011

Alcance de lo "filosófico" en esta forma de asesoramiento por Mónica Cavallé


Alcance de lo “filosófico” en esta forma de asesoramiento

La filosofía, que pasa por ser el saber teórico y abstracto porexcelencia, es, observada más a fondo, el saber más imprescindible y el dotado de mayor irradiación práctica, pues todo ser humano depende radicalmente en su modo de existir y de obrar de una forma específica de interpretar el mundo en el que vive. Es siempre una determinada visión del mundo, forjada por los particulares esquemas interpretativos de cada cual, la que nos permite entender, aunque sea de forma provisional y precaria, quiénes somos,
cuál es el sentido de nuestra existencia y de nuestra actividad, cuál es nuestro lugar en el mundo, cómo debemos vivir, cómo hemos de gestionar nuestra vida afectiva, etc.
El asesoramiento filosófico parte de la constatación de que todo hombre tiene su propia filosofía, tanto si es consciente de ello como si no, y de que es esta filosofía (escala de valores, creencias sobre sí
mismo y sobre la realidad) la que configura su mundo propio y determina su modo de estar y de sentirse en el mundo. Cuanto menos conscientes seamos de que esto es así, de que todos tenemos de hecho una filosofía de vida (no siempre coherente y unitaria), y de que son nuestras ideas básicas sobre la realidad las que determinan el modo en que vivimos y nos sentimos, peor filosofía será, y con mayor probabilidad muchas de dichas concepciones serán ocasión de situaciones existenciales confusas, insatisfactorias,
frustrantes o dolorosas. Sólo la lucidez, la reflexión crítica, la toma de conciencia de la realidad de ese sustrato de pensamiento que, muchas veces a nuestro pesar, condiciona nuestra vida y nuestro obrar, nos permite dejar de reaccionar y comenzar a actuar; nos permite empezar a retomar las riendas de nuestra vida y ser los co-creadores conscientes de nuestro propio destino.


El filósofo asesor busca establecer un diálogo que permita ayudar a esta toma de conciencia: a descubrir el modo en que determinadas concepciones abstractas están influyendo en la existencia concreta
del consultante; a revelar e identificar, en concreto, aquellos valores, creencias, fines, ideas, etc., que configuran su visión del mundo y están en el trasfondo de las situaciones vitales que plantea. Esta toma de conciencia ya tiene en sí misma un efecto liberador y transformador, pues otorga cierto dominio sobre lo que antes eran procesos automáticos y concede la posibilidad de modificar aquellas creencias básicas que la toma de distancia desenmascara como contradictorias, inútiles, infundadas o inconsistentes. La labor del orientador no es la de llevar a cabo este trabajo, pues es decisivo que éste siempre quede en manos del asesorado –quien ha de ser el protagonista indiscutible en todo este proceso–, sino la de facilitarle esa tarea mediante las adecuadas preguntas y sugerencias, y la de proporcionar un espacio abierto y seguro que permita al consultante llevar a cabo sin conflicto esta labor de de-construcción (de revisión y, si es preciso, de modificación de sus esquemas interpretativos), una de-construcción que cuando es compelida por otros contextos no seguros ni libremente elegidos suele resultar innecesariamente dolorosa y crítica.
Es de este modo como el asesorado puede empezar a aprovisionarse de forme libre y lúcida de referentes últimos, abarcadores de la realidad en su conjunto. Estos referentes –cuando no son meramente
intelectuales, sino vivenciales– son los cimientos imprescindibles de una vida realmente humana, dotada de dirección y de sentido: una vida unitaria y armónica capaz de conferir al individuo íntima certeza de su dignidad y del valor de su ser y de su existencia.
La finalidad del asesoramiento filosófico es la de favorecer que nuestras filosofías no plenamente conscientes y, por lo mismo, necesariamente deficientes, se transformen en filosofías reflexivas y
maduras y, en cuanto tales, favorecedoras del goce productivo de la vida.

jueves, 14 de julio de 2011

Diferencias con otras formas de asesoramiento por Mónica Cavallé

Diferencias con otras formas de asesoramiento

Que la filosofía puede tener una aplicación terapéutica es bien sabido por los numerosos psiquiatras,psicólogos y psicoterapeutas que han acudido a ella, desde el mismo nacimiento de sus respectivas disciplinas y tratamientos, en busca de inspiración para su actividad; nada extraño, por otra parte, si tenemos en cuenta que la misma psicología fue en su momento, antes de convertirse en una ciencia autónoma a fines del siglo XIX, una rama de la filosofía. Son muchos los especialistas en el psiquismo humano que han comprendido que las “recetas” y las “técnicas” no funcionan a largo plazo y que sólo el conocimiento profundo de uno mismo, arraigado en el conocimiento de nuestro lugar en el cosmos, es decir, la filosofía, puede ser fuente de plenitud y de una verdadera y permanente transformación. Lo que diferencia al asesoramiento filosófico de otros posibles usos terapéuticos de la filosofía es que su aproximación, como su propio nombre indica, es específicamente filosófica; en otras palabras, no acude a modelos ni a métodos psicológicos, clínicos o médicos (tampoco a otros modelos no específicamente filosóficos, como, por ejemplo, los religiosos o teológicos). Por eso, aunque es una forma de ayuda mental y de asesoramiento, no se presenta directamente como un tratamiento curativo ni tiene carácter de terapia, en el sentido literal del término –por más que quepa calificarla de terapia o de tratamiento curativo en un sentido analógico, como de hecho hacían algunos filósofos de la antigüedad al referirse a laactividad filosófica, y por más que un efecto indirecto de la misma pueda ser la sanación de problemas psicológicos-    
El reconocimiento del poder transformador de la reflexión filosófica es la base del asesoramiento filosófico, pero este reconocimiento no implica que el asesoramiento filosófico se conciba como un mero instrumento terapéutico; esto último supondría banalizar la filosofía, que sólo es genuina y fuente de comprensión y de transformación profundas precisamente cuando se constituye como un fin en sí misma.
El asesoramiento filosófico no acude a modelos psicológicos, clínicos ni médicos, es decir, las situaciones que en él se plantean no son vistas bajo la clave de patologías clínicas o de disfunciones psicológicas. Esto no significa que esta perspectiva sea negada o no considerada por los consultores; es considerada de forma indirecta en la medida en que esta forma de asesoramiento se presenta expresamente como orientada a la clarificación o resolución de situaciones de naturaleza no-patológica.
La ausencia de esta perspectiva en el contexto del asesoramiento filosófico significa que las situaciones
planteadas al asesor no son interpretadas por éste en términos de salud o enfermedad psíquicas, sino como crisis, conflictos y reajustes naturales dentro del movimiento global de cada individuo, considerado en su radical idiosincrasia, hacia su completa realización; como las necesarias adaptaciones que cada cual, en función de su particular nivel de comprensión, ha realizado y realiza con miras a una vida lo más satisfactoria posible.
La psiquiatría y muchas vertientes de la psicología y de la psicoterapia introducen perspectivas concretas y especializadas que permiten clasificar a cada paciente como un caso particular de una regla general desde una perspectiva médica o psicogénica. El asesoramiento filosófico, en cambio, busca enfrentarse al individuo asesorado en su total unicidad y más allá de toda referencia previa (normalanormal, sano-enfermo, etc.). El filósofo-asesor establece con quien acude a él una relación dialogante, horizontal, no jerárquica cuya finalidad es la de favorecer que cada individuo llegue a ser, no de una determinada manera –lo que determinan ciertos estándares de salud o “normalidad”–, sino sencilla y plenamente sí mismo. “Cuida ante todo de ser siempre igual a ti mismo”, recomendaba Séneca. Desde esta perspectiva, la tarea del consultor no puede ser otra que la de actuar a modo de espejo, ayudando al consultante mediante las preguntas y sugerencias adecuadas en su proceso de auto-descubrimiento; utilizando una imagen de Sócrates, le compete proceder a modo de “partera”, teniendo en cuenta en todo momento que es el asesorado –aunque éste no tenga aún conciencia de ello– el único depositario de su propia verdad vital, quien tiene, en último término, las claves de su vida y de su destino.

lunes, 11 de julio de 2011

"Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir." Hipócrates (Médico griego).
¿Es realmente la juventud actual tan distinta?

sábado, 9 de julio de 2011

¨La vida no es más que un viaje hacia la muerte." Séneca (Filósofo romano).
¿Cómo afronto mi propia finitud?

jueves, 7 de julio de 2011

Felicidad

"La felicidad es al mismo tiempo la mejor, la más noble y la más placentera de todas las cosas." Aristóteles (Filósofo griego).
¿Es la felicidad posible?